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Conceptos de auditorías del SAT: ¿Qué son, para qué sirven y cómo prepararse?

Conceptos de auditorías del SAT: ¿Qué son, para qué sirven y cómo prepararse?

Si eres contribuyente en México, seguramente has escuchado hablar de las auditorías del Servicio de Administración Tributaria (SAT), pero ¿sabes qué son, para qué sirven y cómo prepararte para una? En este artículo te explicaremos los conceptos básicos de las auditorías fiscales, la importancia y las posibles necesidades que pueda tener una empresa al respecto.

¿Qué tipos de auditorías puede realizar el SAT?

El SAT es el órgano encargado de recaudar los impuestos y fiscalizar el cumplimiento de las obligaciones tributarias de los contribuyentes, tanto personas físicas como morales. Para ello, puede realizar diferentes tipos de auditorías, que son revisiones o inspecciones de la situación fiscal de los contribuyentes, mediante el análisis de sus registros contables, movimientos financieros y documentación relacionada con sus operaciones.

Los tipos de auditorías que puede realizar el SAT son los siguientes:

  • Visita domiciliaria: se realiza en el domicilio fiscal del contribuyente, donde el auditor solicita y revisa los documentos que considere necesarios. El proceso puede durar hasta un año, durante el cual se levantan actas parciales y complementarias con los hechos y omisiones detectados. El contribuyente tiene la oportunidad de desvirtuarlos o corregir su situación fiscal antes del acta final. Una vez cerrada la visita, el SAT tiene seis meses para notificar la determinación del crédito fiscal, que es el monto que el contribuyente debe pagar por concepto de impuestos, actualizaciones, recargos y multas.
  • Revisión de gabinete: se realiza en las oficinas del SAT, donde el contribuyente debe presentar los documentos o informes que le sean requeridos por medio de una notificación. El contribuyente tiene un plazo de 20 días para presentar la documentación o corregir su situación fiscal, y el SAT tiene seis meses para notificar la determinación del crédito fiscal.
  • Revisión electrónica: se realiza mediante el Buzón Tributario, que es un medio de comunicación digital entre el SAT y el contribuyente. El SAT notifica al contribuyente de la auditoría y le envía un oficio de observaciones con los hechos y omisiones detectados, basados en la información que tiene el SAT en sus bases de datos. El contribuyente tiene un plazo de 15 días para presentar su respuesta, ya sea aceptando o rechazando las observaciones, o bien corrigiendo su situación fiscal. El SAT tiene tres meses para notificar la resolución definitiva del crédito fiscal.

¿Cuáles son las auditorías fiscales?

Las auditorías fiscales son las revisiones o inspecciones que realiza el SAT a los contribuyentes para verificar el correcto cumplimiento de sus obligaciones tributarias. Las auditorías fiscales pueden ser de dos tipos:

  • Auditorías fiscales preventivas: son las que se realizan antes de que el contribuyente presente su declaración anual o mensual, con el fin de orientarlo y asesorarlo sobre el correcto llenado de la misma, así como sobre las deducciones, acreditamientos y beneficios fiscales a los que tiene derecho. Estas auditorías son voluntarias y no generan sanciones ni créditos fiscales. El contribuyente puede solicitarlas a través del portal del SAT o acudiendo a las oficinas de atención al contribuyente.
  • Auditorías fiscales correctivas: son las que se realizan después de que el contribuyente presente su declaración anual o mensual, con el fin de comprobar la veracidad y exactitud de la información declarada, así como el correcto pago de los impuestos. Estas auditorías pueden ser aleatorias o selectivas, según los criterios de riesgo que establezca el SAT. Estas auditorías pueden generar sanciones y créditos fiscales, si se detectan inconsistencias, omisiones o irregularidades en la declaración del contribuyente.

¿Qué aspectos se analizan en una auditoría fiscal?

Los aspectos que se analizan en una auditoría fiscal dependen del tipo de contribuyente, del régimen fiscal al que pertenece, del tipo de impuesto que se revisa y del periodo que se audita. Sin embargo, algunos de los aspectos generales que se analizan son los siguientes:

  • La identificación del contribuyente: se verifica que el contribuyente esté registrado correctamente en el RFC, que tenga actualizados sus datos personales y fiscales, que haya presentado sus avisos al SAT y que tenga vigente su firma electrónica.
  • La contabilidad del contribuyente: se verifica que el contribuyente lleve una contabilidad completa, ordenada, actualizada y conforme a las disposiciones fiscales, que emita y conserve sus comprobantes fiscales digitales, que registre sus ingresos y egresos de forma correcta y que cumpla con las obligaciones de envío de la contabilidad electrónica al SAT.
  • La declaración del contribuyente: se verifica que el contribuyente haya presentado su declaración anual o mensual en tiempo y forma, que haya calculado correctamente sus impuestos, que haya aplicado correctamente las deducciones, acreditamientos y beneficios fiscales a los que tiene derecho, que haya pagado los impuestos que le corresponden y que haya presentado las declaraciones informativas o complementarias que le sean aplicables.
  • La situación fiscal del contribuyente: se verifica que el contribuyente no tenga adeudos, multas, recargos, actualizaciones, créditos fiscales, devoluciones, compensaciones, convenios, facilidades o cualquier otra situación que afecte su cumplimiento fiscal.

¿Qué tan probable es que el SAT me audite?

La probabilidad de que el SAT te audite depende de varios factores, como el tipo de contribuyente que seas, el régimen fiscal al que pertenezcas, el tipo de impuesto que pagues, el monto de tus ingresos y egresos, la complejidad de tus operaciones, el nivel de riesgo que representes para el SAT, entre otros. No hay una fórmula exacta para saber si serás auditado o no, pero hay algunas señales que pueden indicarte que tienes más posibilidades de serlo, como las siguientes:

  • Tener inconsistencias o discrepancias entre la información que declaras y la que tiene el SAT en sus bases de datos, proveniente de terceros, como bancos, clientes, proveedores, etc.
  • Tener movimientos o transacciones inusuales, excesivos o fuera de lo normal, que no correspondan con tu perfil o actividad económica.
  • Tener operaciones con empresas o personas que estén en la lista negra del SAT, es decir, que sean consideradas como factureras, simuladoras, inexistentes o fantasma.
  • Tener operaciones con empresas o personas que estén en el extranjero, en paraísos fiscales o en zonas de baja tributación.
  • Tener operaciones con esquemas reportables, que son aquellos que generan o pueden generar una ventaja fiscal indebida, como la reducción, eliminación o diferimiento de un pago de impuestos.
  • Tener operaciones con precios de transferencia, que son los precios que se pactan entre partes relacionadas, como empresas del mismo grupo, socios, familiares, etc.
  • Tener operaciones con efectivo, que son las que se realizan con moneda nacional o extranjera, cheques, órdenes de pago o cualquier otro medio que no deje rastro bancario.
  • Tener operaciones con donativos, que son las aportaciones que se hacen a favor de personas o entidades autorizadas para recibirlos, con fines altruistas, educativos, culturales, etc.
  • Tener operaciones con pérdidas fiscales, que son las que se generan cuando los egresos son mayores que los ingresos en un ejercicio fiscal, y que se pueden deducir en ejercicios posteriores.
  • Tener operaciones con créditos fiscales, que son los montos que el contribuyente debe pagar al SAT por concepto de impuestos, actualizaciones, recargos y multas, y que se pueden compensar con saldos a favor o devoluciones.

Estas son solo algunas de las situaciones que pueden llamar la atención del SAT y motivar una auditoría fiscal, pero no son las únicas. Por eso, lo mejor es estar siempre al día con tus obligaciones fiscales, llevar una contabilidad adecuada y transparente, y contar con el apoyo de un profesional que te asesore y te represente en caso de una auditoría.

La importancia y las posibles necesidades de una auditoría fiscal para una empresa

Una auditoría fiscal es un proceso que puede generar estrés, incertidumbre y molestia para una empresa, pero también puede tener beneficios y oportunidades, si se sabe aprovechar. A continuación, te explicamos la importancia y las posibles necesidades de una auditoría fiscal para una empresa:

  • La importancia de una auditoría fiscal para una empresa radica en que le permite conocer su situación fiscal real, identificar sus fortalezas y debilidades, corregir sus errores y omisiones, prevenir sanciones y contingencias, optimizar su carga tributaria, mejorar su imagen y reputación ante el SAT y los demás actores económicos, y aprovechar las oportunidades de crecimiento y desarrollo que le ofrece el marco legal vigente.
  • Las posibles necesidades de una auditoría fiscal para una empresa dependen de sus características, objetivos y circunstancias particulares, pero algunas de las más comunes son las siguientes:
    • Necesidad de cumplir con las obligaciones fiscales: una empresa necesita estar al día con sus declaraciones, pagos, avisos, informes y demás requisitos que le impone el SAT, para evitar multas, recargos, actualizaciones, créditos fiscales y otras consecuencias negativas que afecten su patrimonio y su operación.
    • Necesidad de corregir la situación fiscal: una empresa necesita corregir su situación fiscal cuando detecta que ha cometido errores u omisiones en sus declaraciones, pagos, registros, comprobantes o documentación, que le generan diferencias o discrepancias con el SAT, y que pueden derivar en una auditoría fiscal correctiva o en una determinación de crédito fiscal.
    • Necesidad de planear la estrategia fiscal: una empresa necesita planear su estrategia fiscal cuando quiere aprovechar al máximo las deducciones, acreditamientos, beneficios, incentivos y facilidades fiscales que le ofrece la ley, para reducir su carga tributaria, aumentar su rentabilidad, mejorar su competitividad y cumplir con sus objetivos de negocio.
    • Necesidad de evaluar el riesgo fiscal: una empresa necesita evaluar su riesgo fiscal cuando quiere conocer el nivel de exposición que tiene ante el SAT, en función de sus operaciones, transacciones, movimientos, registros, comprobantes y documentación, y así tomar las medidas preventivas o correctivas que sean necesarias para minimizar o eliminar dicho riesgo.
    • Necesidad de defenderse ante el SAT: una empresa necesita defenderse ante el SAT cuando recibe una notificación de una auditoría fiscal, un oficio de observaciones, una determinación de crédito fiscal, una resolución definitiva, una liquidación, una imposición de multas, una negativa de devolución, una compensación, un embargo, una clausura o cualquier otra acción o procedimiento que afecte sus derechos e intereses como contribuyente.

 

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